Permisos y voluntad política impulsarían rápidamente unidades avanzadas. Además, ampliación de operaciones mineras podría generar equivalentes en producción de grandes unidades si se simplifica regulación.
Junto con el nuevo cambio de gabinete vienen nuevos retos para la minería. Si bien no hay un escenario muy favorable para la reactivación de proyectos en la cartera, hay algunas unidades que tendrían un futuro más promisorio hacia el 2021.
Así, proyectos como Coroccohuayco – Antapaccay (Glencore), San Gabriel (Buenaventura) y Yanacocha Sulfuros (Newmont), que comprenden una inversión cercana a los US$ 3,000 millones, tendrían más chances de ver la luz el próximo año.
Para Víctor Gobitz, presidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú y CEO de Buenaventura, estos tres proyectos están avanzados y, pese a la pandemia, apuntarían a un rumbo correcto de crecimiento en el sector.
“Esperamos que el permiso para San Gabriel (Buenaventura), que ya tiene EIA y cuyos trámites de construcción comprenden presentar planos que ya están hechos, salga este año, por lo que en el 2021 se daría el inicio de construcción. Yanacocha Sulfuros podría verse para el próximo año también”, indicó a Gestión.
Más proyectos
Por su parte, Guillermo Shinno, exviceministro de Minas, anota que actualmente se podrían clasificar algunas unidades en tres grupos: los que están maduros y a puertas de que les otorguen los permisos; los que están avanzados, pero tienen conflictos sociales vigentes; y los que están esperando financiamiento.
En ese sentido, Coroccohuayco (que es un nuevo tajo para cobre), San Gabriel (subterráneo) y Yanacocha Sulfuros estarían próximos a ver la luz para el inicio de construcción. Sin embargo, las fuentes consultadas inciden en que el hecho de no habilitar la consulta previa de manera virtual es un escollo que se debe revisar.
“Estos tienen mayores probabilidades de ejecutarse en el corto plazo, pero tienen un tema de permisos”, dijo el experto.
Conflictos y financiamiento
En un segundo grupo se ubican unidades como Conga y Tía María donde existen problemas aún activos de conflictividad social.
Si bien se había dicho que Conga ya no seguiría, ante una mayor expectativa sobre el precio del oro que viene creciendo (US$ 1,800/oz), la situación podría cambiar para la minera Yanacocha.
En ambas unidades hay cerca de US$ 6,500 millones de inversión.
Por último, en un tercer grupo están proyectos como Corani y Pampa de Pongo, que tienen dificultades por conseguir financiamiento al día de hoy.
Entre ambos proyectos se estima una inversión de cerca de US$ 3,200 millones.
“Ahora, producto de la pandemia y la reactivación de la demanda por parte de China, tanto el precio del hierro como de la plata se han elevado y podría ser un escenario interesante. Podrían salir si hay plena voluntad”, explicó Shinno.
Ampliaciones generarían más de 10% de producción
Pero no solo nuevas unidades mineras darían un vuelco al sector. De acuerdo a las fuentes, las ampliaciones en las minas –siempre y cuando se desarrollen en la misma huella existente– podrían tener un gran impacto positivo en la producción y recaudación.
“Cualquier mina se puede fácilmente expandir. Si le agregamos 10% de producción a unidades como Cerro Verde o Las Bambas, hablamos de un equivalente a lo que produciría Tía María en el año. Es un tema de regulación y esperamos que el nuevo reglamento contemple esto a través de un informe técnico sustentatorio”, explicó Luis Rivera, vicepresidente ejecutivo de Gold Fields para las Américas y expresidente del IIMP.
“Perú produce 2.5 millones de TMF al año. Si se aumenta la producción 10% de esto, estamos hablando de un equivalente a Quellaveco. No es un tema menor si se trata de huellas ya existentes, por lo que el impacto ambiental es mínimo”, precisó Gobitz.
Cabe recordar que, entre enero y abril del 2020 la inversión minera disminuyó 19.7% respecto al mismo periodo en el 2019 y alcanzó US$ 1,315 millones.
Fuente: Diario Gestión