«El verdadero reto son las personas. Transformarse es complejo y la cultura es lo más difícil de cambiar», indica el director de PwC
El Perú es un país minero. La minería representa alrededor del 13% del PBI, por lo que asegurar su sostenibilidad no es un tema optativo sino indispensable para nuestro desarrollo. No obstante, hablar de sostenibilidad en la minería implica analizar factores complejos como las relaciones comunitarias, el cuidado del medio ambiente y la continua reducción de los riesgos inherentes a esta actividad. Y estas variables pueden ser abordadas gracias al uso de la tecnología.
En el Congreso Internacional de Innovación Tecnológica, donde se reunieron diversas empresas del sector minería y de energía para compartir sus avances y experiencias en transformación digital, muchas de ellas coincidían en que iniciar el camino de la innovación e identificar los pasos que debían seguir no era tarea sencilla. Romper con el status quo nunca es fácil.
En algunos casos, esta decisión se traduce en la creación de un área de innovación, a cargo de un gerente responsable de liderar e impulsar el cambio. Otros optan por empezar con las áreas core de la compañía, pues existe la idea que para asegurar la supervivencia de una empresa se debe innovar en los procesos que son la razón de ser del negocio.
Sin embargo, el verdadero reto son las personas. Transformarse es complejo y la cultura es lo más difícil de cambiar. Es imperativo que los esfuerzos de innovación sean percibidos como exitosos si se quiere conseguir el apoyo de todos los trabajadores. Para lograrlo se debe seleccionar con rigurosidad el proyecto inicial, de manera que los beneficios obtenidos permitan sumar más adeptos, más impulsores del cambio.
Las empresas mineras tienen claro cuáles son los puntos de dolor que requieren una pronta respuesta: la reducción de costos de operación, el uso eficiente de las fuentes de energía, una minería amigable con el medio ambiente, mayor disponibilidad de equipos, entre otros. Entonces, ¿por dónde empezar?
La información que fluye a través de los sistemas de producción y administrativos-financieros no siempre es usada de manera adecuada para la toma de decisiones. En algunos casos porque los datos no cuentan con la calidad necesaria o porque no se utilizan herramientas analíticas predictivas para sacarles el máximo provecho. Entendamos que los datos aportan información valiosa sobre las operaciones, pero se necesita la capacidad de interpretarlos, aplicando los modelos matemáticos y estadísticos correctos.
Muchos asocian la transformación digital con tecnología en su versión más pura: drones, realidad virtual, impresión 3D, entre otros. No obstante, el factor humano es el único capaz de determinar el futuro de estos esfuerzos. El proceso debe empezar y terminar con las personas. Sistematizar las líneas de producción o realizar el upgrade del sistema de costos es importante, pero dotar de capacidades blandas y duras al equipo de trabajo hará la diferencia.
Fuente: elcomercio.pe