La futura provisión de agua se perfila como un desafío crítico para la industria minera, especialmente en un contexto de escenarios de estrés hídrico cada vez más frecuentes. Según un estudio de McKinsey & Company, se proyecta que para el 2040 el cambio climático provocará condiciones climáticas extremas, como inundaciones y sequías, lo que podría poner en riesgo hasta el 50% de la producción mundial de cobre, oro y hierro, afectando significativamente a países como Perú, que se encuentra entre los más vulnerables a estos eventos.
El sur del Perú, donde se concentra la mayoría de los proyectos mineros, ya ha experimentado sequías severas en el pasado reciente, exacerbadas por fenómenos climáticos como La Niña y El Niño costero. La posibilidad de que surjan eventos climáticos similares en el futuro próximo, como La Niña, plantea preocupaciones adicionales sobre la disponibilidad de agua para las operaciones mineras en la región.
Ante este panorama, José De Piérola Canales, presidente de la Asociación Peruana de Ingeniería Hidráulica y Ambiental (APIHA), sugiere que una alternativa prometedora es la incorporación de plantas de desalinización cerca de las operaciones mineras, siguiendo el ejemplo del proyecto Tía María. Esta tecnología, aunque costosa, está siendo adoptada por proyectos mineros como Cerro Lindo, Bayóvar y Marcobre, entre otros.
Además de la desalinización del agua de mar, Vinio Flores, director del Centro de Gestión del Agua y Medio Ambiente de Gerens, destaca que la tecnología de desalinización por ósmosis inversa también puede utilizarse para fuentes de agua dulce, como ríos, lagos, lagunas o agua subterránea, eliminando contaminantes y proporcionando agua para las operaciones mineras.
Otra opción que exploran las empresas mineras es el reúso de aguas residuales de los centros poblados cercanos a sus operaciones. Este agua, que de otro modo se vertiría al mar o a los ríos, puede tratarse en plantas de tratamiento y utilizarse en actividades mineras y agrícolas. Ejemplos de esto son el aprovechamiento del agua del río Chili por parte de la empresa minera Cerro Verde y los esfuerzos de Southern y Antamina para recuperar agua de los relaves mineros y recircularla para su reutilización.
Fuente: Gestión